¿Conoces qué son las comunidades slow? ¿Quiénes las integran? ¿Cuántas existen en nuestro país? Si alguna vez te ha causado curiosidad alguna de estas preguntas, continua leyendo y mantente informado con nuestro blog con temas relacionados con la alimentación buena, limpia y justa, principios básicos de la filosofía slow food internacional.
El movimiento Slow Food Internacional está presente en cerca de 160 países y posee millones de defensores de la alimentación sostenible y el cuidado del medio ambiente, en contraposición de la llamada comida chatarra o fast food. Esta organización se creó en Italia en 1989 a propuesta de Carlo Petrini quien concientizó las desventajas para la biodiversidad de los efectos trasnacionales de las elaboradoras de alimentos.
La ideología de Petrini encontró numerosos seguidores también en Cuba, donde desde 2014 se ve un crecimiento de las personas interesadas en estos temas y que contribuyen a ellos desde sus diversas especialidades: agricultores, cocineros, académicos, agroecólogos, gastronómicos, emprendedores, investigadores, etc. Estamos hablando de un vínculo activo entre los integrantes y las particularidades de nuestra política agrícola con cambios inspirados en dicha filosofía.
En 2018 se creó una denominación cubana para las fincas agroecológicas autosustentables, las Fincas Slow, entre ellas se encuentran: Vista Hermosa (Guanabacoa), Finca del Medio (Sancti Spíritus), La China (La Lisa) y El Rosal (San Miguel del Padrón). Además, los Mercados de la Tierra de Vista Hermosa consolidaron su periodicidad cada tres meses; y fue en diciembre de ese año cuando se constituyó la Comunidad Slow Vista Hermosa, en conmemoración al Terra Madre Day.
Junto a esta comunidad también se concibieron otras como Plassiga; Huertos Cree; Baracoa y Finca del Medio- Vida Familiar; todas ellas están integradas por personas responsables con la alimentación sana y que poseen un gran compromiso con el movimiento.
Entre los objetivos de estas colectividades destacan el rescate de las tradiciones alimentarias, la promoción de nuevas formas de elaboración, la educación medioambiental, el fomento de una agricultura agroecológica, la defensa de la biodiversidad y el desarrollo de acciones para combatir el cambio climático desde las individualidades.
Una de las particularidades consiste en el vínculo directo entre productores y consumidores. Detrás del intercambio de saberes se reconocen valores como lo agradable de los alimentos al paladar, la historia vinculada a las familias productoras o las localidades y la obtención orgánica de los productos (no se usan fertilizantes químicos o transgénicos). Por supuesto, todo ello implica además, la justicia en los precios para ambas partes.
Otra de las acciones de las comunidades Slow está vinculada a identificar y describir alimentos cubanos amenazados desde el punto de vista cultural y biológico en el Arca del Gusto. La idea es integrarlos a una especie de arca internacional para su protección y preservación para las futuras generaciones.
Hasta el momento en Cuba existen 41 productos identificados entre alimentos, razas de animales y productos manufacturados. Entre ellos aparecen el queso Nabacoa, el cerdo negro criollo, la gallina Cubalaya, el caimito, el canistel, el conejo pardo criollo, el anón rojo, el casabe, las bolas de cacao de Baracoa y el tetí.
En diciembre de 2019, la comunidad Slow Vista Hermosa cumplió su primer aniversario, la celebración consistió en la reunión de todos los miembros para planificar la agenda de trabajo 2020. La cita fue en el Restaurante Mediterráneo- Havana, un local vinculado desde sus inicios a la filosofía slow, allí se determinó el mayor empleo de las redes sociales para compartir estos principios.
También se resaltó la importancia de las especialidades de cada integrante para cuidar el medioambiente desde una visión global y engranar los distintos saberes en aras de una mejor educación ambiental y nutricional.
Muchas acciones quedan aún en el trabajo de las distintas comunidades slow, pero sin dudas, son medios de unión y representación de un sistema basado en conocimiento, relaciones, inclusión y seguridad, tal y como refiere el documento Declaración Fundacional de la Comunidad Slow Food.